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Teruel es la capital de provincia española con menor población. Algo que, a la hora de visitarla, no es un hándicap, ni mucho menos. En concreto, no llega a los 36.000 habitantes, lo que no quiere decir que no tenga una oferta de alojamiento realmente amplia y variada. Se sitúa en el extremo sur de Aragón y a una altitud de 915 msnm. En ella se produce la confluencia de los ríos Alfambra y Guadalaviar, que son los responsables de dar forma a su paisaje. Una ciudad no tan conocida como otras, pero que, sin lugar a dudas, tiene mucho que ofrecer al viajero.
Cualquier visita a Teruel debe comenzar, de manera casi obligatoria, por la Plaza del Torico, ya que es su auténtico centro neurálgico. Debe su nombre a que, en lo alto de la fuente que la preside, hay una escultura de un pequeño toro. Data del año 1855 y está rodeada de edificios de estilo modernista, comercios de todo tipo y multitud de bares y restaurantes en los que degustar lo más selecto de su gastronomía.
Mención especial merece la Escalinata del Óvalo, que fue construida en 1921 con el objetivo de comunicar la estación de ferrocarril con el casco histórico de la ciudad. Dentro de ella hay una obra de Aniceto Marinas que representa uno de los pasajes más célebres de la leyenda de Los Amantes de Teruel. Hay un museo dedicado en exclusiva a ellos que también merece la pena visitar. Incluso alberga la tumba de los supuestos enamorados.
Posteriormente, llega el turno de hacer una visita a la Catedral de Santa María de Mediavilla. Se trata de una de las pocas catedrales de estilo mudéjar que se pueden encontrar en España, lo que le valió para ser considerada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1986. Sin embargo, no es la única construcción de este estilo que se puede encontrar en la ciudad. Pasa lo mismo con la Torre de El Salvador, cuyo origen se remonta al siglo XIV.
El Acueducto de los Arcos y la Torre de San Martín son otros lugares de obligada visita en cualquier recorrido turístico por la ciudad.
En caso de visitar la ciudad con niños, hay una actividad prácticamente obligatoria. Es el caso, en concreto, de planificar una visita a Dinópolis. Se trata de un parque de carácter cultural, científico y temático dedicado en exclusiva a la paleontología y a los dinosaurios. Está a escasa distancia del centro histórico, por lo que es posible llegar hasta allí en transporte público o vehículo particular.
En caso de disponer de un coche de alquiler o propio, hay muchas excursiones que se pueden llevar a cabo dentro del territorio de la provincia. Por ejemplo, a menos de una hora está Albarracín, que está considerado como uno de los pueblos más bonitos de España. La Puebla de Valverde, Mora de Rubielos o Rubielos de Mora son otras localidades que quedan a menos de 45 minutos de trayecto y que son dignas de una visita.
Los parajes naturales que rodean a la ciudad y a estas localidades son perfectas para la práctica de multitud de deportes al aire libre como, por ejemplo, el senderismo.
Como ya se ha comentado, la oferta de alojamiento en Teruel es de lo más amplia y variada. Por ello, ningún viajero tiene problemas a la hora, por ejemplo, de encontrar un hotel en el que quedarse disfrutando de todos los servicios imaginables durante su estancia. En su territorio también abundan los hostales más económicos con servicio de desayunos incluidos.
Sin embargo, hay alternativas todavía mejores, sobre todo, para familias y grupos de amigos. En concreto, se hace referencia a los apartamentos vacacionales y a las casas rurales, ya que alojarse en este tipo de establecimientos conlleva numerosas ventajas.
Los apartamentos turísticos constan de uno, dos o tres dormitorios y, además, están equipados con sus propias cocinas, cuartos de baño y zonas de estar. Incluso es posible encontrar muchos de ellos con balcón o terraza al aire libre. Por su lado, las casas rurales poseen unas dimensiones bastante mayores y, además, se ubican en parajes naturales privilegiados. En muchos casos, incluso disponen de piscinas operativas durante los meses de verano.
Es cierto que Teruel cuenta con un aeropuerto, pero su uso está reservado a aviones privados y ejecutivos, así como de pasajeros con una capacidad máxima de 19 pasajeros. Esta es la razón por la que no es un medio de transporte excesivamente usado para llegar a su territorio. Eso sí, no muy lejos de él se encuentra el Aeropuerto de Zaragoza.
Sin duda, la mejor opción para venir hasta aquí es el tren. En concreto, a la ciudad llegan líneas directas procedentes de Huesca, Zaragoza, Valencia, Sagunto, Alicante y Cartagena. Otra alternativa pasa por alquilar un coche o usar el vehículo privado del que se disponga. En este sentido, la urbe permanece conectada con el resto del territorio nacional gracias, principalmente, a la A-23 o Autovía Mudéjar, así como mediante la carretera N-330.
Debido a su situación geográfica, Teruel es una ciudad que ofrece un clima bastante extremo. De hecho, los veranos son muy calurosos, mientras que durante el invierno los termómetros pueden llegar a marcar varios grados bajo cero. Ni siquiera es extraño que nieve, por lo que conviene viajar siempre con unas cadenas en el maletero en caso de que se quiera visitar con motivo de la Navidad o del Puente de la Constitución. La primavera y el otoño son, sin lugar a dudas, las mejores épocas para venir hasta aquí.