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Calella es un municipio y ciudad española que se encuentra en la comarca del Maresme, es decir, en uno de los mejores enclaves de toda la costa de la provincia de Barcelona. De hecho, se ubica a medio camino entre la Ciudad Condal y Girona (a unos 50 kilómetros de cada una, aproximadamente) y muy cerca del Parque Natural Montnegre-Corredor. Hoy en día, está considerado como uno de los enclaves más turísticos de toda Cataluña, lo que revela la importancia de ser previsor a la hora de reservar un apartamento, villa o cualquier otro tipo de alojamiento en su territorio.
Es cierto que la mayoría de turistas que viajan a Calella lo hacen con el propósito de disfrutar de sus fantásticas playas. Sin embargo, no es el único motivo por el que se desplazan hasta aquí, ya que el municipio cuenta con un gran patrimonio. Sin duda, la iglesia de Santa María y San Nicolás es el ejemplo más evidente. Data de principios del siglo XVI.
Por su lado, el faro que hay en las inmediaciones de su playa también es digno de una mención especial. Data de 1859 y, aunque no es posible acceder a su interior, se ubica en un lugar privilegiado de cara a disfrutar de las mejores vistas al mar de la zona. En sus inmediaciones están las Torretes. Se trata de unas antiguas torres de telégrafo muy curiosas.
Quienes tienen mayor interés en la naturaleza no deben dudar a la hora de dar un paseo por la Pineda de Can Dalmau. Asimismo, aquellos que prefieren la historia, tienen a su disposición el Museo Archivo, que cuenta con una pinacoteca y varias salas dedicadas a la industria textil, que era la más importante de la ciudad antes de la llegada masiva del turismo.
Como no podía ser de otro modo, la mayor parte de la oferta de ocio que propone Calella gira en torno a sus 3 kilómetros de playas, las cuales cuentan con las mayores distinciones por la calidad de sus servicios. En este sentido, el mero hecho de poner la toalla sobre su arena fina y dorada y disfrutar de un baño en las refrescantes aguas del mar Mediterráneo es una actividad muy recomendable.
Sin embargo, la playa ofrece mucho más. Cuando no hay viento ni oleaje, merece la pena ponerse unas gafas de buceo y practicar un poco de esnórquel para contemplar el fondo marino. El paddle surf y el kayak son otras actividades deportivas muy aconsejables cuando se dan estas condiciones. En cambio, cuando el viento sopla, los deportes de vela como el windsurf cobran protagonismo.
Salir a tomar una copa y bailar en los locales de ocio de los alrededores de la playa, así como saborear lo más selecto de su gastronomía, son otras actividades que no pueden faltar en cualquier itinerario de visitas.
Hay que tener en cuenta a la hora de reservar un alojamiento que Calella, durante los meses de verano, triplica su población, la cual se sitúa el resto del año en torno a los 20.000 habitantes. Sin duda, más allá de los muchos hoteles que hay repartidos por el pueblo, los apartamentos vacacionales son la opción preferida de los viajeros a la hora de encontrar un hospedaje.
Estos apartamentos ofrecen muchas ventajas. Se ajustan perfectamente a las necesidades de familias y grupos de amigos, cuentan con cocinas propias totalmente equipadas y disponen de habitaciones independientes. Además, brindan un grado de privacidad muy elevado.
Una buena alternativa la ofrecen los aparthoteles, los cuales ofrecen este mismo tipo de alojamientos. Eso sí, dentro de grandes complejos que, además, suelen disponer de parking privado, piscina al aire libre y servicio de desayuno, por ejemplo.
Tampoco se debe olvidar hacer referencia a las villas. Se trata de viviendas unifamiliares muy espaciosas que, por norma general, cuentan con jardines privados. En ellos, en muchos casos, es posible encontrar zonas de barbacoa en las que disfrutar de agradables veladas en familia o con amigos.
Hay varias opciones para llegar a Calella en función del lugar en el que se encuentre el viajero. Por ejemplo, puede tomar un vuelo o un tren de alta velocidad (AVE) que le lleve hasta Barcelona y, una vez allí, tomar un bus o alquilar un vehículo con el que llegar hasta su aparthotel, apartamento o villa.
Sin duda, esta es la mejor opción, ya que un coche propio brinda la posibilidad de recorrer con total libertad los parajes naturales y pueblos que rodean a este municipio. No se debe obviar tampoco que cuenta con magníficas conexiones por carretera gracias a la A-7 o Autovía del Mediterráneo.
Una vez dentro del municipio, no hay nada de lo que preocuparse. Es posible llegar a pie o en bicicleta a cualquier rincón.
Calella cuenta con un clima sobresaliente. Es cierto que la temporada alta transcurre entre los meses de julio y agosto, pero hay muchas otras épocas en las que es posible visitar el municipio y disfrutar de sus playas. A partir de Semana Santa y hasta finales de septiembre, las temperaturas suelen ser bastante altas.
Por su lado, este es un municipio ideal para degustar lo más selecto de la gastronomía de Cataluña. No se debe perder la ocasión de visitar un restaurante especializado y degustar sus escalivadas y calçots, por ejemplo.